Ese esqueleto que ves sobre la arena negra perteneció un día a un C-117 del ejército de Estados Unidos y lleva en este lugar recóndito de Islandia más de 40 años. El 21 de noviembre de 1973 el capitán James Wicke
volaba sobre la isla cuando un cambio brusco de tiempo congeló los dos
motores y tuvieron que descender en una maniobra casi suicida sobre el
glaciar Vatnajökull. El piloto y los cinco pasajeros sobrevivieron de
milagro y fueron rescatados por un helicóptero de la Marina, pero el
avión se quedó en este lugar para siempre.
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La isla donde mueren los aviones
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