El historial de observaciones del planeta Mercurio está repleto de
pequeños engaños. Uno de los primeros lo sufrió el astrónomo alemán Johannes Kepler al
intentar atisbar por primera vez su paso por delante del Sol en 1607
mediante una cámara oscura. Durante varios minutos Kepler observó "un diminuto punto del tamaño de una mosca" proyectado
sobre el papel y moviéndose dentro del disco solar, lo que le hizo
anunciar a los cuatro vientos que había observado por primera vez el
tránsito de Mercurio. Pero en las siguientes semanas otros astrónomos le
hicieron ver que lo que en realidad había observado una mancha solar y que la exclusiva aún quedaba pendiente.
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Mercurio, el planeta que engañó a nuestro cerebro
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