miércoles, 29 de junio de 2016

Un corazón portentoso

El corazón de un gorrión, al igual que el de un ratón, late muy rápido. Quien haya cogido en sus manos a uno de esos animales se habrá percatado de ello con facilidad. Su corazón se contrae a una fecuencia muy alta. Parte de la culpa la tiene, seguramente, el encontrarse en las manos de un animal mucho más grande: no debe de resultar nada tranquilizadora esa situación. Pero incluso si descontamos ese factor, el ritmo al que late el corazón del pajarillo o del ratón sigue siendo muy alto.

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