Hay cosas que nos cuestan trabajo creer,
historias o anécdotas de eventos o personas que no encajan en nuestras
ideas preconcebidas, o incluso en las bien fundadas. No obstante, los
hechos están ahí, flagrantes, evidenciados, innegables. Lo sé, el titular puede parecer algo sensacionalista, pero no se aleja de la realidad ni un milímetro.
Hubo un momento en la Segunda Guerra Mundial, que el Führer decidió no
hacer uso de un tipo de armas muy destructivas, de las de destrucción
masiva, químicas y biológicas para ser exacto, y con ello ahorró a los
aliados miles, quizá millones de vidas. Cuesta trabajo creerlo, insisto,
pero el dictador alemán no quiso usarlas, y dio órdenes muy estrictas
de no usarlas, aunque es verdad que llegó a considerar la posibilidad de
hacerlo.
link:
De cómo Hitler perdonó la vida a los aliados.
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