A veces lo hacemos engañándonos a nosotros mismos para no tener que
afrontar una verdad incómoda. Otras veces se trata de algo más sencillo
como unas copas de más o esas pastillas que a veces nos ayudan a dormir
por las noches. Especialmente en la cultura actual de conseguir una vida
perfecta, parece que estamos empeñados en construir una imagen completa
de nosotros mismos centrándonos únicamente en aquello que nos resulta
agradable y rehuyendo aquellos aspectos que nos desagradan. Y sin
embargo, del dolor han nacido algunas de las mejores obras de arte. Y es
gracias a él que en ciertos momentos no tenemos más remedio que dejar
de correr y reflexionar. El dolor tiene una función en nuestras vidas. Y
también en nuestro propio cuerpo.
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Una vida sin dolor
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