Voy a hacer una serie de confesiones antes de iniciar esta saga de
artículos: no creo en las terapias alternativas, soy activista por la
promoción del pensamiento científico y me considero en lo global alguien
a quien le gusta hacer preguntas. Algunos dirán que son atributos que
uno podría relacionar con el movimiento escéptico, es decir, un grupo de
personas organizadas que, sometiéndolo todo a tela de juicio, lucha por
el avance del pensamiento crítico. No obstante creo que dentro del
movimiento escéptico hay actitudes y posiciones que justamente chocan
con esa definición, y que dentro de los autodenominados escépticos
abundan cuestiones tan poco escépticas como el sometimiento de la
opinión propia a la del grupo o la autoridad, las falacias argumentales
para justificar posiciones y ataques en contra de colectivos, y en
general una soberbia y violencia dialéctica contra los que no piensan
igual.
link:
Crítica al movimiento escéptico II: David Attenborough y la sobrepoblación
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