Hay algunas obras de arte que son capaces de describir escenas ficticias
o reales con precisión fotográfica. Por ejemplo, un maestro en el arte
de captar instantes era el archiconocido Velázquez, que nos puede
transportar tanto a una habitación en la corte real (Las Meninas) como a
un paisaje de los Países Bajos que ni siquiera había visitado (La
rendición de Breda). Sucede que, en ciertas ocasiones, la propia
historia que ha vivido una pintura es tan interesante o más que la que
nos intenta relatar, como pasa con El festín de los Dioses, célebre obra del Renacimiento italiano y protagonista de esta entrada.
link:
Retrospectiva de un cuadro: El festín de los dioses
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