Me
escribe una vieja amiga, fiel seguidora del Blog desde sus más tiernos
balbuceos. Además de felicitarme las Navidades y el Año Nuevo, me
pregunta que qué ha sido de aquel chicle que no se pegaba al pavimento,
cuya irrupción inminente en el mercado adelantaba yo nada menos que en octubre de 2010.
Pues la respuesta es contundente, amiga: creo que nos podemos olvidar
de él. Como otros muchos inventos que, en principio, parecen tener un
prometedor futuro, lo cierto es que la cosa no ha debido ser
comercialmente muy jugosa porque, si uno entra en la página web
donde hace seis años anunciaban el famoso chicle, lo más parecido que
encuentra es una goma de mascar con nicotina, bajo el reclamo de que la
goma en cuestión tiene unas excelentes propiedades a la hora de ir
suministrando poco a poco los chutes de nicotina. Pero del chicle que
podía resolver el problema planteado por la tienda de chuches que campa
debajo de mi casa, nada de nada.
link:
El chicle de los mayas (con un poco de marketing)
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