Si habitáis las tierras ibéricas quizás os habréis dado cuenta de que en
los últimos días el cielo presenta un color parduzco, casi marrón. Si
os ha dado por mi mirar al cielo y además vivís en una gran ciudad
podréis haber pensado en primera instancia que la polución ha llegado a
cotas bastante altas, sin embargo, y sin desdeñar esa carga contaminante
os diré que ese color marrón se debe a que hemos tenido el Sahara sobre
nuestras cabezas. Sí, los vientos del sur reinantes durante el fin de
semana han propiciado una irrupción de polvo africano tal y como
recogen distintos satélites y modelos de predicción, un fenómeno que
lejos de ser extraordinario ocurre con más o menos frecuencia pero no
por ello indigno de ser un elemento que me suscita una enorme
curiosidad. Es lo que tiene vivir tan cerca del mayor desierto del
mundo.
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El Sahara sobre nuestras cabezas
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