Los cohetes de combustible sólido o SRB (Solid Rocket Boosters)
del transbordador espacial han sido los más potentes jamás construidos.
Capaces de desarrollar 14,7 meganewtons —se dice pronto—,
proporcionaban el 72% de empuje para que el transbordador se elevase del
suelo (el resto era cortesía de los motores de combustible líquido
SSME). Así que no es de extrañar que en cuanto el shuttle
comenzó a volar en 1981 la NASA propusiera emplear estos cohetes para
crear un lanzador totalmente nuevo. El proyecto, conocido como SRB-X
fue una loca idea del Centro Marshall de la NASA que no llegaría a ver
la luz. Una lástima, porque habría sido uno de los cohetes más exóticos
de la era espacial.
link:
SRB-X, el cohete derivado del transbordador espacial que nunca fue
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