Imaginemos por favor, pues es lo más bonito de la mente humana. 
Visualicemos una pequeña choza en mitad del monte y supongamos que una 
tormenta está al acecho. Tras el aguacero la choza queda derrumbada por 
completo. Nosotros mismos podríamos ser los dueños de ese pequeño trozo 
de mundo y tras la frustración inicial nos ponemos manos a la obra con 
el fin de volver a tener un techo. Para ello utilizamos los diferentes 
recursos que tengamos en nuestro monte, consiguiendo tras un duro 
trabajo levantar una cabaña mucho más reforzada que aguante envites de 
mayor envergadura. Llega otra tormenta y resistimos , pero la siguiente 
tiene un calibre mucho mayor y nos genera grandes desperfectos, si bien 
la base a resistido. Somos tenaces, así que obtenemos más materiales con
 los que logramos construir una robusta casa.
link:
 Ciencia en el deporte IV. Chozas, castillos y el principio de supercompesación. 
 
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