Leyendo el libro "En un metro de bosque", de David George Haskell (recomendadísima lectura, por cierto) me entero de que el extraordinario olfato del buitre americano cabecirrojo (Cathartes aura) le lleva a veces a confusiones y situaciones frustrantes.
 Estos animales tienen unos sensores químicos tan sofisticados que son 
capaces de detectar unas pocas moléculas procedentes de un animal muerto
 a muchos kilómetros de distancia, pero no las que emiten los cadáveres 
cuando ya están en avanzado estado de composición, sino las que emiten 
en las primeras horas tras la muerte. Por este motivo se les ve volar a veces volar en círculo sobre mataderos y sobre gasoductos
 en los que se ha producido un escape, de modo que se convierten en una 
especie de chivato involuntario para los ingenieros que buscan dónde 
está el problema de la tubería.
link:
  Las petroleras usan buitres como detectores de gas
 
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