En enero de 1828, cuando aún no había cumplido 20 años, Darwin llega a 
Cambridge después de un infructuoso paso por la Universidad de Edimburgo
 donde supuestamente debía convertirse en médico como su padre. El joven
 se mareaba cada vez que veía la sangre y parecía claro que ese no era 
el camino para el que estaba destinado. No obstante en Escocia se apañó 
bastante bien en las asignaturas de historia natural, de química e 
incluso recibió clases particulares de taxidermia de un esclavo liberado
 llamado John Edmonstone de quien aprendió a disecar.
link:
 Las Cartas de Darwin: El sueño truncado de Canarias
 
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