Antes de que sigáis mirando este post (es más visual que otra
cosa) quiero advertiros de que algunas imágenes pueden ofender a más de
uno, pero nada más lejos de mi intención, solo quiero mostraros lo que
ha cambiado la publicidad en estos años, y por ende nosotros mismos. Los anuncios
nos acompañan desde que nacemos hasta que morimos, forman parte de
nosotros aunque no queramos, de hecho, son reflejo de la sociedad que
nos ha tocado vivir. Pero son un reflejo distorsionado porque lo que
hacen es manipular con el único fin de convencernos de la necesidad de
comprar ese producto, mostrando unos valores que nos afectan, la moral,
la estética y la ética distorsionadas de una forma u otra, y sino…
seguid leyendo, bueno, mirando.
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Una publicidad de otro siglo
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