Ayer finalizamos la entrada con el primer encuentro entre el Imperator romano y la reina egipcia, la célebre anécdota de la alfombra. Yo mismo escribí que Julio César quedó ipso facto
prendado de la joven monarca, pero la realidad es que no sabemos cuáles
eran los verdaderos sentimientos de uno hacia el otro, y hasta qué
punto fue “amor a primera vista” o un gusto adquirido. Y ya que estamos
en el tema, hay un punto que debo aclarar. Cleopatra se nos ha
presentado siempre como una mujer muy bella, al menos por el cine y la
pintura, pero las pocas efigies de ella que tenemos de la época nos
muestran una mujer aparentemente menos agraciada.
link:
César y Cleopatra, o cómo perder la vida por una mujer.
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