El dispositivo electrónico más sofisticado que pueda imaginarse puede
dejar de funcionar solo con que se produzca una fisura microscópica en
un conductor: una fisura demasiado pequeña como para verla y, si se
consigue ver, para soldarla. En la naturaleza también nos encontramos
con un problema similar, por ejemplo, cuando se rompe un capilar
sanguíneo; en este caso la evolución ha encontrado la solución en las
plaquetas, que detectan la rotura y bloquean la salida de sangre.
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Nanomotores autopropulsados que reparan microcircuitos
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