Hasta aquí hemos visto que el diluvio es imposible desde todos los 
puntos de vista. Pero imaginemos por un momento que todo salió bien. Que
 el agua salió mágicamente de la nada y volvió a desaparecer del mismo 
modo, que el mundo no se congeló, que los peces no murieron 
irremediablemente, y que en el barco cabía toda esa enorme cantidad de 
animales, a pesar de que todo ello es imposible. Ahora las aguas se 
retiran y el barco encalla en el monte Ararat, en Turquía. Y la Tierra 
está desierta.
link:
 El diluvio, parte 4: El planeta desierto 
 
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