Aunque vivimos en un mundo tecnológico cimentado por el increíble 
desarrollo científico de los últimos siglos, nuestros cerebros de 
primate siguen tomando decisiones en base a los mismos procesos lógicos 
que tan bien les funcionaron a nuestros antepasados en esa sabana 
ancestral, de la que desgraciadamente ya solamente queda un cada vez más
 borroso recuerdo. Y es por ello que en demasiadas ocasiones nuestras 
ataduras evolutivas nos hacen despreciar las herramientas científicas, 
de tal manera que la mayoría de los humanos siguen (o seguimos) tomando 
las importantes decisiones que nos impone el siglo XXI como si de un 
aislado grupo de cazadores-recolectores se tratara.
link:
 El caso Volvo: experiencias frente a estadística
 
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