Los antivacunas, que por habitar en países desarrollados con unas
potentes y efectivas condiciones higiénico-sanitarias se pueden permitir
el irresponsable lujo de despreciar quizás la herramienta médica más
valiosa que ha desarrollado la moderna medicina científica, argumentan
ignorantemente que estos tratamiento no son necesarios, ya que con una
vida sana, zumos de frutas, alineamientos de chacras y energías místicas
variadas y demás, se puede llegar a disfrutar de una más que longeva
vejez sin haber cogido ni un simple resfriado.
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El verdadero coste de no vacunar: un experimento natural
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