Hasta hace unos pocos días, yo pensaba que el Flan Chino Mandarín
era una cosa del pasado, solo en la memoria de sesentones que, como yo,
recuerdan los flanes de nuestras madres, hechos con unos sobres cuyo
contenido se ponía a hervir con leche y que los niños de la época nos
comíamos con deleite en un santiamén. Pero una historia que he leído en
la revista alemana Chemie in Unserer Zeit (La Química en Nuestro
Tiempo) me ha hecho rebuscar un poco y encontrarme con la sorpresa de
que el Mandarín sigue vivito y coleando, aunque ahora bajo el pastoreo
de la marca alemana Dr. Oetker, que comercializa muchas cosas en España.
Una alucinante historia que, por cierto, tiene que ver con el asunto de
la vainilla natural o artificial que vimos hace poco.
link:
La tortuosa vía de la Quimiofobia
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