Ayer, mientras esperaba pacientemente con el coche a que el semáforo se
pusiera verde, no pude evitar pensar en lo que pasaría si no existieran
estos artilugios. Actúan por interruptores automáticos que regulan los
tiempos (la duración del ciclo se limitó tras efectuar estudios
psicológicos del conductor) accionados por un temporizador dirigido a su
vez por un ordenador. Estos están conectados a un detector instalado
junto el cruce de las vías dotados con un circuito eléctrico que emite
una señal cada vez que un objetivo metálico pasa junto a ellos. Vaya,
complicadísimo pero a la vez imprescindible para poder mantener el orden
en el tráfico de todas las ciudades. Y como para todo hay una primera
vez no pude evitar buscar información sobre el origen del primer
semáforo instalado en el mundo y he aquí lo que encontré.
link:
¡Atención al semáforo! ¡Rojo, amarillo y… verde, ya podéis pasar!
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