Los primeros acordes de Príncipe Ígor comienzan de una forma tranquila y
sosegada. El oboe entra con el tema principal, a lo que le sigue la
contestación del corno inglés. Después entran las cuerdas para reforzar
el motivo principal planteado por los primeros solos. Miles de personas
se han acercado a los inmensos jardines para disfrutar de la música, de
sobrecogerse con ella. La música tiene esa capacidad, la de introducirse
en nosotros sin pedir permiso y hacer que nuestras emociones salgan a
la superficie de una forma casi inefable.
link:
Alexander Borodin, la química y la música
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se bienvenido y comenta! recuerda, se respetuoso y no insultes o los comentarios seran eliminados.