No cabe duda que el valor del arte es
subjetivo, dependiente de la apreciación personal del observador. Cada
uno tiene su pintura o escultura favorita, una decisión que basamos en
nuestra idiosincrasia o en los sentimientos que dicha obra pueda
provocarnos. En mi caso, la Gioconda de Da Vinci no está precisamente en
lo más alto de la lista, posición ocupada por La compañía militar del capitán Frans Banninck Cocq y el teniente Willem van Ruytenburgh
(La Ronda Nocturna), de Rembrandt. No tengo nada en contra de la Mona
Lisa, pero la verdad es que la primera vez que la vi me decepcionó un
poco, aunque admito que algo tuvo que ver la dificultad de apreciarla en
su sofisticado contenedor del Museo de Louvre.
link:
El día en que la Mona Lisa se hizo famosa.
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