A finales de los años 60 del siglo
pasado, un joven candidato a Doctor en Historia de la Universidad de
Florida fue contratado por Mel Fisher, uno de los más célebres
cazatesoros norteamericanos. Fisher quería que Eugene Lyon llevara a
cabo una investigación sobre el paradero del Nuestra Señora de Atocha,
un galeón español hundido en las costas de Florida en 1622 con un
ingente cargamento de tesoros. Fisher llevaba ya varios años buscando el
pecio, sin suerte, y creía que posiblemente estaba buscando en el sitio
equivocado. La labor de Lyon era buscar toda la información pertinente
al naufragio, y para ello viajó al repositorio más importante de todo lo
que tenga que ver con el comercio entre España y sus territorios en
América, el Archivo General de Indias, en Sevilla.
link:
De cómo los cazatesoros encuentran el oro español.
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