¿Comprar o fabricar?, ¿en esta tienda o en la otra?, ¿vender o reservar?
Son preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez ya sea en nuestro
trabajo o en la vida diaria. Comparar forma parte de nosotros como
especie ya que generalmente entendemos nuestro entorno contraponiéndolo
con la experiencia previa. ¿Debería tocar el fuego?, —podríamos preguntarnos— No,
recuerda que hace mucho tiempo tocaste algo parecido y te hizo mucho
daño, ¡y este fuego es mucho más grande así que debe ser mucho más
peligroso! —podríamos responder de manera sabia acordándonos de lo
vivido—. Nuestro cerebro no funciona utilizando preguntas directas pero
si simplificamos el proceso este podría ser un buen ejemplo para
nosotros y la gran mayoría de animales.
link:
El arte de comparar situaciones y mandarle helados a Scarlett Johansson
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