La mayoría de las galaxias del Universo se pueden clasificar en dos
categorías básicas: galaxias espirales o galaxias elípticas. Las
galaxias espirales deben su nombre al disco en rotación que poseen,
donde las estrellas, el gas y el polvo se concentran siguiendo unas
estructuras espirales que surgen del centro del sistema. Las galaxias
espirales, por lo tanto, aún están en formación: poseen mucho gas que se
procesa en estrellas de forma continua. Como las estrellas jóvenes
brillan predominantemente en colores azules, las galaxias espirales
suelen tener colores azulados y blanquecinos, con toques rosáceos aquí y
allá dados por las nebulosas (regiones de formación estelar). Nuestra
Galaxia, la Vía Láctea, es un buen ejemplo de galaxia espiral. Sin
embargo las galaxias elípticas no poseen estos rasgos. Como su nombre
indica, su morfología es elipsoidal, no tienen gas ni polvo ni estrellas
jóvenes, ni formación estelar ni nebulosas. Las galaxias elípticas sólo
poseen estrellas viejas que brillan en colores rojizos.
link:
Zoco de Astronomía: la Rueda de Carro Cósmica
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