Hoy tiraré piedras sobre mi profesión: la medicina. Y lo haré de manos de uno de los grandes escritores del Siglo de Oro español, don Francisco de Quevedo, y concretamente de su evidente odio hacia los médicos.
A lo largo de la historia encontramos
numerosas muestras en la relación entre la literatura y los médicos.
Muchos literatos han dejado entre sus páginas escritas personajes
médicos como cuando Cervantes, en el Quijote, narra las desventuras de
Sancho Panza a manos del doctor Don Pedro Recio de Agüero, que le
prohíbe comer los manjares que se ofrecen a sus ojos.
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